Signos que alertan de una enfermedad reumtica
En un momento como el actual, en el que la Covid-19 se erige como protagonista casi exclusiva, el resto de las enfermedades quedan relegadas a un segundo plano y el diagnóstico tiende a ser cada vez menos precoz. Ese retraso puede llevar a muchas personas, entre ellas las que sufren enfermedades reumáticas, a perder la oportunidad de beneficiarse de un tratamiento cuya eficacia solo es máxima cuando se administra de forma temprana.
Una de cada cuatro personas mayores de 20 años padece una enfermedad reumática y, tal y como expuso José María Álvaro-Gracia, presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER), en la presentación del XLVI congreso nacional de esta organización, que se desarrollará del 20 al 24 de octubre vía on-line, “en los países occidentales más del 20% de las incapacidades permanentes se deben a enfermedades reumáticas crónicas”.
En los últimos años se han producido avances terapéuticos muy significativos en algunas de las enfermedades que componen este heterogéneo grupo. Es el caso de la artritis reumatoide, en la que hay datos que demuestran que, si el diagnóstico es precoz y se inicia el tratamiento lo antes posible, cerca del 60% de los pacientes entran en remisión y pueden llevar una vida completamente normal.
José Luis Andreu, presidente del Comité Local Organizador del congreso, hizo alusión a la campaña de la SER “Escucha tu cuerpo", encaminada a concienciar a la población sobre aquellas señales que pueden poner sobre la pista de una enfermedad reumática, con el objetivo de que quienes las experimentan acudan cuanto antes al reumatólogo.
El dolor de articulaciones como síntoma central
El principal signo de alarma es el dolor articular, pero no cualquier dolor. Hay que tener en cuenta que se han descrito más de 200 patologías reumáticas distintas. Álvaro-Gracia ha descrito a CuídatePlus los rasgos específicos y los síntomas que experimentan quienes padecen aquellas enfermedades inflamatorias crónicas que mejoran notablemente a largo plazo con un tratamiento precoz. Se trata, fundamentalmente, de las artritis: artritis reumatoide, artritis psoriásica y artritis asociadas a enfermedades autoinmunes sistémicas, como el lupus. El dolor propio de esas enfermedades tiene las siguientes características:
Dolor articular no traumático
Es un dolor de articulaciones que no tiene un origen traumático. “Esto es muy importante porque muchos dolores están relacionados con sobreuso y con lesiones deportivas, que conforman otro grupo de enfermedades diferentes”, recalca el presidente de la SER.
Dolor insidioso
El dolor no es brusco, sino que la persona afectada va notando progresivamente que le duelen las articulaciones. “No hay un límite estricto, pero podemos decir que cualquier dolor de articulaciones que dure más de 10 días y que no tenga una causa traumática o mecánica es un dolor a tener en cuenta”, resalta el reumatólogo.
Dolor simétrico
El dolor de las articulaciones de las manos es muy característico de enfermedades como la artritis reumatoide. Es importante entender que es un dolor simétrico, es decir, de las dos manos.
Dolor inflamatorio
Es un dolor inflamatorio, es decir, que duele más después del reposo. “Y lo más típico es que duela más por la mañana, en el momento de levantarse, y se acompañe de una sensación de rigidez o de entumecimiento que dura más de media hora”. El matiz de la duración de esa rigidez es relevante porque otros dolores banales o mecánicos también producen esa sensación, pero de forma más pasajera.
Inflamación y síntomas de carácter sistémico
Otra característica relevante de estas enfermedades es la inflamación de las articulaciones afectadas. Sin embargo, el especialista aclara que se trata de un síntoma que a los pacientes les cuesta valorar porque muchas veces es sutil: “No estamos hablando de una hinchazón enorme, como cuando alguien tiene una infección”. Una de las consecuencias puede ser la dificultad para quitarse los anillos, sobre todo por la mañana.
Al tratarse de enfermedades sistémicas, pueden ir acompañadas de manifestaciones que van más allá de las articulaciones, como las siguientes:
Cansancio acusado.
Fiebre leve.
Pérdida de peso.
Pérdida de apetito.
También pueden aparecer manifestaciones en otros órganos, como erupciones cutáneas, llagas en la boca o enrojecimiento de los ojos.
Enfermedades reumáticas y sistema nervioso central
Identificar los signos de alerta de las enfermedades inflamatorias crónicas, acudir cuanto antes al reumatólogo e iniciar un tratamiento eficaz es la mejor forma de atajar de raíz tanto los síntomas articulares como las complicaciones sistémicas, que pueden traducirse en la afectación de los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones, el corazón o, incluso, el cerebro. Una de las conferencias del congreso de la SER, pronunciada por Álvaro-Gracia, versa precisamente sobre la relación entre inflamación y el sistema nervioso central (SNC), que comprende el cerebro y la médula espinal. “Sabemos que los pacientes con artritis reumatoide, y también con otras enfermedades inflamatorias crónicas, tienen una serie de manifestaciones que son típicas de la afectación del SNC. Fundamentalmente, depresión, cansancio, alteraciones del sueño y dolor”, señala el experto.
Este tipo de complicaciones son muy frecuentes; de hecho, se ha observado que la depresión es la enfermedad que se asocia con mayor frecuencia a la artritis reumatoide, ya que ocurre en cerca del 20% de los pacientes. La gran pregunta es si la depresión, el cansancio, el dolor o los trastornos del sueño se producen como consecuencia del carácter crónico y la discapacidad o, en realidad, están causadas por la misma inflamación que afecta a las articulaciones, que se refleja también en el SNC. La segunda opción cobra fuerza: “Tenemos datos de que es la propia inflamación, a través de la producción de unas sustancias -mediadores de la inflamación, como las citoquinas- que son capaces de llegar al SNC y producir una serie de alteraciones que al final se traducen en síntomas de depresión, cansancio, dolor exagerado…”.
Y, lo que es más importante, a medida que se conocen mejor estos mecanismos de inflamación que llevan a esas manifestaciones, se avanza en la identificación de “fármacos que sean capaces de controlarlos mejor”.
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